Presentamos un resumen de la exposición “Una Tierra para el hombre”, realizada por la Asociación Universitas en el marco del EcuentroMadrid 2007.
PRESENTACIÓN
El recorrido que comenzamos nos guiará a través de la extraordinaria combinación de circunstancias astronómicas, geológicas, físicas, químicas y biológicas que hacen de la Tierra un planeta habitable y, por ello, excepcional. Partiremos, como no podía ser de otra manera, de la constatación inexorable de los datos, que a primera vista parecen sugerir que nuestro planeta no es más que una insignificante mota de polvo en medio del gran Universo. Pero una observación atenta –y, por tanto, comprometida– de esos mismos datos científicos pone de manifiesto que la Tierra es ciertamente única por la presencia de organismos evolucionados, y que la historia de la vida en la Tierra es inseparable de las características físicas y geológicas del planeta, así como de sus movimientos a escala astronómica y de su posición en la Galaxia y en el Sistema Solar. Los distintos aspectos se entremezclan para dibujar un mosaico precioso, y en su totalidad conducen a la percepción de la extrema y providencial complejidad del planeta que forma nuestro hogar. Estemos, pues, atentos a percibir las relaciones entre unas cosas y otras y dejémonos invadir por el asombro para empezar a conocer la Tierra a la que pertenecemos y que, en un cierto sentido, nos constituye.PEQUEÑA TIERRA EN EL GRAN UNIVERSOEl universo observable contiene miles de millones de galaxias, cada una de las cuales está compuesta por miles de millones de estrellas. Como está expandiéndose desde su origen, y tiene una edad de unos 15.000 millones de años, sus dimensiones actuales son fabulosas: la luz, viajando a 300.000 km/h, tarda miles de millones de años en atravesarlo. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, es del tipo de galaxias llamadas espirales, cuyas regiones externas ofrecen la mezcla “justa” de gas y elementos pesados necesarios para la vida. No todas las galaxias son así de acogedoras La posición del Sistema Solar (y por tanto de la Tierra) en la periferia de nuestra galaxia es cualquier cosa menos insignificante. Los bordes de la galaxia tienen escasez de protones y neutrones para formar átomos, y en la región central la gran densidad de estrellas origina fenómenos hiperviolentos incompatibles con la vida. El inmenso vacío que nos rodea, separándonos de las restantes estrellas, es la primera y fundamental forma de defensa y de seguridad para nuestro planeta
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